
Pasa el tiempo y aunque una parte de mi se cuestiona y se resiste, otra lo entiende. Cada vez me identifico menos con la elección de un color para tomarlo como bandera, en vez de eso prefiero tomar de cada color aquello que me suma y dejar atrás lo que no.
A veces, nos ocurre que al identificarnos mucho con un color perdemos la capacidad de ver lo que no nos hace bien o no nos gusta.
Para mi, la clave está en disfrutar de la gama de colores aunque se componga de algunos que no nos gusten tanto. Quizás estén ahí para enseñarnos algo. También es importante tener en cuenta que la interpretación de cada color dependerá de quien lo esté observando.
Si tengo que elegir un pañuelo quiero que sea multicolor, donde cada tono ocupe su lugar y sea considerado como válido por formar parte del todo.
Para mi el desafío no está en elegir un color sino en crear un arcoíris.